aa. "Windows Phone 7 es una ruptura respecto a Windows Mobile"

El catalán Alfred Astort trabaja en el núcleo del equipo que ha creado el Windows Phone 7. Ahora, lidera el grupo que desarrolla la personalización del teléfono para los socios tecnológicos del proyecto. Astort no es ingeniero. Es diseñador y está particularmente atento a la experiencia del usuario, a conocerla para que las máquinas le resulten amigables. Estudió en los años ochenta en la escuela Eina de Barcelona. "Junto con un programador, empecé trabajando en aplicaciones interactivas para CD. Entonces no conocíamos Internet ni existía la web. Era aburrido".

A principios de los noventa empezó a hablarse de la www y en 1996 Astort fundaba una empresa enfocada a su diseño. "Pero todo se cocinaba en la costa norteamericana del Pacífico y pensé que sería muy interesante trabajar una temporada allí". Envió su currículo y en poco tiempo tenía una agenda de entrevistas en San Francisco. Era la época alegre de las puntocom y Astort emigró a Estados Unidos con un contrato de director de arte del departamento multimedia de una corporación. Cuando todo aquello terminó, se instaló por su cuenta hasta que recibió una llamada de Blaise Agüera y Arcas (padre catalán, madre norteamericana) para incorporarse al proyecto que estaba empezando, Seadragon, una nueva plataforma de visualización de imágenes.

En 2006, Microsoft compró la empresa e incorporó el equipo humano a sus laboratorios. "Siempre he trabajado en la vertiente emocional del diseño".

Hace un año y medio se integró en el grupo que debía repensar el sistema operativo para móviles de Microsoft. "Se trataba de volver a empezar, de partir de cero. No se quería una simple mejora de lo que ya había. Nos encerramos en una almacén para diseñarlo de arriba a abajo. Ha sido una gran experiencia estar trabajando con lo mejor de Microsoft. Mi tarea, lógicamente, era definir la experiencia del usuario". Astort insiste en que era necesaria una ruptura con las soluciones existentes. "Windows Mobile 6 se pensó hace cinco años para un teléfono que no tenía las posibilidades técnicas de ahora. Por eso no se trataba de retocarlo ni de aprovechar código. Se trataba de repensarlo todo